Como cuando aprendemos a manejar bicicleta o a dominar algún deporte, siempre comenzamos como novatos en el tema, con las emociones es igual. Es normal que los niños experimenten enfado, angustia, tristeza o se irriten por diferentes circunstancias. Por ello, contar con un espacio personal donde puedan estar solos y expresarse libremente, es ideal para comprender por qué se están sintiendo de aquella manera y cómo las pueden controlar.
El rincón de la calma es un espacio al cual pueden acudir nuestros niños cuando experimentan una emoción muy intensa. Se trata de aquel lugar en el que encontrarán herramientas que los ayudarán a restablecer el equilibrio emocional; un espacio adecuado para promover un estado de paz y de serenidad. Allí se acepta, se valida y se reconoce la emoción, con la intención de aprender a orientarla.
Además, es un recurso que contribuye a desarrollar la habilidad de Autorregulación Emocional. Este lugar puede adaptarse a diferentes edades, desde niños (a partir de los 3 años), hasta adolescentes e incluso adultos.
Al final de este blog, tendrás un kit gratuito en el que te mostraremos cómo hacer tu propio rincón de la calma.
Si bien es un espacio solo para el niño, es fundamental que como padres realices un correcto acompañamiento al estar en el Rincón de calma. Te sugerimos seguir los siguientes pasos:
Importante: El rincón de la calma NO es un lugar donde se aísla o castiga al niño, es un espacio al que se va de forma voluntaria y siempre que quiera, sin restricciones ni obligaciones (ya sea solo o acompañado). Solo de esta manera sentirán la motivación suficiente para poder gestionar las emociones que están sintiendo en cada momento.
La construcción de un rincón de la calma siempre debe ir de la mano con los intereses y gustos del niño. Por ello, es importante preguntarle u ofrecerle opciones sobre lo que le gustaría agregar a su propio rincón. A la vez, es necesario organizarlo juntos para que se sienta incluido, apropie así el lugar al que recurrirá a futuro y pueda expresarse mejor con el mismo. Además, antes de todo ello, se debe iniciar un proceso donde se le enseñe al niño a reconocer las emociones que puede sentir.
Nunca usarlo como castigo. El rincón de la calma no es como «el rincón de pensar». Si mandamos a los niños enfadados allí, tendrá un efecto contraproducente, porque lo asociarán con algo negativo que no deberían haber hecho. El rincón de la calma debe dar espacio para cualquier tipo de emoción.
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