Al hablar de autoestima se hace referencia a las creencias que se tienen sobre uno mismo y al valor que se le da a estas. Es un aprendizaje constante y cambiante que se da a lo largo de la niñez y adolescencia y está influenciado por el concepto que los demás tienen de uno mismo.

Niños con una buena autoestima se caracterizan por ser responsables de las consecuencias de sus actos, sinceros, con grandes habilidades sociales, tolerantes a la frustración, con gran interés en aprender y explorar cosas nuevas, autónomos, capaces  de establecer relaciones interpersonales pacíficas y respetuosas.

Fomentar la autoestima en nuestros niños es un trabajo constante, que no requiere ni tiempo ni espacio específico, sino que se da en la cotidianidad de la crianza. Es importante entonces elogiar a los niños por el esfuerzo que se realizó, así los resultados no hayan sido los esperados, pues muchas veces los resultados no dependen únicamente de uno mismo, en cambio el esfuerzo si es un logro personal y elogiarlo ayudará a que los niños se sientan mucho más seguros de su actuar.

Poner tareas al interior del hogar es también una gran estrategia, pues empiezan a sentir que son importantes y fundamentales para el funcionamiento de su hogar, lo que ayuda a crear un sentido de pertenencia hacia sus cosas y sus seres queridos.

Animar a los niños a tomar decisiones acordes a su edad, permitir que fracasen en algunas oportunidades, poner límites claros en casa,  son herramientas fundamentales para ayudar a los niños a tener una buena autoestima. Recordemos que cada uno de sus hijos es un ser único y valioso, por lo que es importante no entrar a compararlos con sus hermanos o con otros niños.

Cada niño  tiene un desarrollo incomparable, donde influyen diferentes variables del contexto de cada individuo. Respetar y acompañar este proceso garantiza que los niños alcancen exitosamente todos los estados de su desarrollo integral.

Así mismo, tengamos en cuenta que los niños basan su actuar en lo que ven y viven en su cotidianidad, porque lo que es primordial que cada miembro de la familia sea reconocido como un ser único capaz de transmitir  seguridad y amor.

Silvia I Vera Rueda
Psicóloga