Disciplina consciente
Constantemente como padres y educadores nos surgen dudas frente a la crianza y educación que los niños están recibiendo, ¿Cómo manejar la disciplina?, ¿Es necesario recurrir a los castigos para que aprendan a manejar sus comportamientos?, ¿Cómo lograr que no se agredan física ni verbalmente?, ¿Cómo lograr que identifiquen sus emociones y que expresen sus sentimientos? Son dudas que nos aquejan a diario y que en ocasiones nos hacen replantear la labor de ser papás.
Frente a esta temática encontramos la propuesta realizada por Becky Bailey, PhD., especialista en educación infantil y psicología del desarrollo de Estados Unidos, creadora del Programa de Disciplina Consciente, cuya premisa general es que “cada individuo se hace responsable de su propio comportamiento”, y cuyo objetivo es propiciar cambios sistemáticos en las escuelas para fomentar la inteligencia emocional de maestros y niños.
Es un programa de inteligencia emocional para ayudar a adultos y niños a responder de la mejor forma posible, con las señales correctas emitidas por el cerebro, ante diferentes situaciones o contextos que se presentan en la vida del niño. El programa se basa en las últimas investigaciones del cerebro e invita a educadores y padres de familia a entender primero sus propios pensamientos y emociones, para luego ayudar a los niños a hacer lo mismo, recordando siempre que uno no puede enseñar lo que desconoce.
Básicamente se trata de pasar de un modelo tradicional de obediencia y cumplimiento a otro basado en disciplina integral. Este programa hace énfasis en la integración de todos los dominios del aprendizaje (social, emocional, físico, cultural y cognitivo) creando una unanimidad que nos permita entender la individualidad de cada niño. La disciplina consiente propone formar lo que es conocido como los siete poderes del autocontrol del individuo y a partir de estos siete poderes emergen así mismo, siete habilidades básicas de la disciplina:
Es importante entender la disciplina consiente como un método de organizar las aulas en torno al concepto de “familia escolar”, en donde cada miembro de la familia aprende las habilidades necesarias para manejar con éxito tareas de aprendizaje, formación de relaciones, comunicación asertiva y sensibilidad hacia las necesidades de los otros, buscando siempre el beneficio físico y mental de los niños. Finalmente se pretende fortalecer a estudiantes y docentes en siete habilidades sociales básicas: Manejo del enojo, amabilidad, asertividad, control de los impulsos, cooperación, empatía y solución de problemas.
La invitación es a que podamos revisar las formas en las que estamos disciplinando a nuestros niños y niñas, hacer cambios de ser necesario y enfocarnos en que, como equipo, podemos lograr el empoderamiento y la sensibilización desde casa y ver los resultados reflejados en las aulas de clase. Así, lograremos que los niños sean partícipes de su propia disciplina y educación, empleando las formas correctas de comunicación e interacción. Finalmente, desde la teoría de la Disciplina Consiente, nos proponen 10 tips, que seguramente podemos tener en cuenta.
- Dígale a los niños que hacer: En vez de decir “No le pegues a tu hermano”, puede decir “Cuando quieras que tu hermano se mueva dile “muévete por favor”.”
- Dé a los niños información que ellos puedan usar, especialmente cuando usted este molesto: en vez de decir “¿Por qué no hiciste la tarea?” puede usar la expresión “Empieza por hacer la tarea que más te guste”.
- Ayude a los niños a ser exitosos en vez de intentar hacerlos que se comporten: en vez de preguntarse “¿Cómo puedo hacer que mi hijo/hija se quede en la cama?, pregúntese “¿Cómo puedo ayudar a que mi hijo/hija escoja quedarse en su cama?
- Utilice a sus niños como recursos para encontrar soluciones a problemas, dos cabezas piensan más que una: en vez de intentar solucionar sus conflictos, pregunte a sus hijos por la solución que ellos consideran adecuada, así sus hijos se sentirán en un papel activo en la resolución de problemas.
- Ponga a sus niños en su lista de “cosas por hacer” y disfrute compartiendo con ellos: cuando un niño dice “¡No me importa!” realmente está diciendo “no me siento importante”.
- Aliente a sus hijos en momentos alegres de celebración y en momentos difíciles de frustración, nunca intente hacer que los niños se sientan mal para que se comporten bien. Enfóquese en el amor y no en el miedo.
- Vuelva a tener el poder de usted mismo: en vez de decir “¡Me estas enloqueciendo por…!” diga “Voy a respirar hasta calmarme y después te explicaré como debes hacerlo”.
- Conviértase en la persona que usted quiere que sus hijos sean, primero debemos disciplinarnos a nosotros mismos y después a los niños.
- No rescate a sus niños de las consecuencias de sus actos, ayúdelos a manejar sus emociones cuando tomen decisiones erróneas, cualquier malestar emocional es señal de que debemos hacer cambios en nuestras vidas. La empatía permite que los niños sean responsables de sus propias decisiones, mientras que dar catedra les permite a ellos que lo culpen a usted por su malestar emocional.
- Enseñe a sus niños a solucionar los conflictos, en vez de castigarlos por no saber cómo hacerlo, el conflicto es una oportunidad perfecta para enseñar.
Ana María Rico. Psicóloga, Newport School – Sede Campestre.